Me imagino esas tardes contigo llenas de expresos y palabras correctas con sábanas en el piso, cazando atardeceres en lugares nuevos y pensando en cosas irrelevantemente importantes en nuestra lógica, aclarándolas, para así dejar a las ideas menos cuerdas, cosa que siempre al final nos tranquiliza.
Y así te sigo encontrando a veces en las mañanas, en el vaso de agua, en la dialéctica de papel que nos emociona, en un no puedo dormir, escondido al acecho de mis descuidos de realidad.