
Llego a la orilla de esa calle que buscaba, dos escalones que se convierten en puentes inmóviles de adoquines con olor a feria de mañana.
Un par de colores olvidados se arriman a paredes viejas, donde la tarde ya les quito el sol, con pentagramas de cables que guindan los pasos de un closet que no se puede vender.
(Caminito - Bs. As.)